domingo, 15 de abril de 2007

CONTAMINACIÓN






El rojo del océano
había invadido ya la tierra.
Lo vi esta mañana al despertarme
e ir para el trabajo.

Maquinaria de esa exclusiva,
se afanaba en un intento de dragar
el limo protoplásmico y viscoso.

Pero, las bayas de la sangre,
asomaban con fruición,
allá donde gargantas
consumieron su ración de grito.

Esto ocurrió
cuando la hemorragia del eclipse
vomitó magenta
sobre la manecilla parada del aliento.


Pilar Iglesias de la Torre

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