
Bienvenidos al festín cíclico
de las vanidades condescendientes,
de ustedes, almas por colores asustadas.
Es el camino hacia la exclusividad.
Vaguen por el desierto cuarenta años,
comiendo maldad caída del cielo,
retiren la palabra a falsos ídolos, y
tierra prometida: defínanse orgullosos.
El árbol de la ciencia, sea tal vez de levas.
Razonen la dificultad de servir juntos,
como un racimo de aneurismas,
a la imparcial razón del universo.
Imposible es el entendimiento
por mucho que se calen las olivas
de su teleoscopio.
Uno no es más que un párrafo al azar
de un tratado metafísico.
EDUARDO GONZÁLEZ GARCÍA