lunes, 16 de abril de 2007

NOS QUITARON EL SEMÁFORO QUE NO LLEVA A NINGUNA PARTE





Desandando la tarde,
mi amigo y el suyo
flirtean con los carteles
que anuncian cine,
de vuelta a casa.
Cambiando de acera
como de cara se cambia un disco
cuando lo trazado
ha fundido a negro.

Nos quitaron el semáforo
que no lleva a ninguna parte,
sustituyéndolo
por el orden lógico de las cosas
del que nos reíamos
cruzando allí la calle;
nos jugábamos el tipo y la noche
discutiendo en mesas con salpicones
de café con leche
para tener el honor
de regresar por caminos improvisados.
Y alguien ebrio de angustia y estrés
colocó allí un becuadro
a nuestra melodía privada.


Eduardo González

1 comentario:

Víktor Gómez Valentinos dijo...

Un poema entre irónico y reflexivo que bien nos situa en la encrucijada de pensar por nosotros o dejarnos pensar por otros.

Un abrazo,

Viktor Gómez