
Soledad es el nombre de la herida
que propicia mi muerte
y hoy la suerte
me condena al dolor de tu partida.
En el gélido rojo, dónde anida
tu despecho más fuerte,
ahí tiento a la inerte
corporeidad humana que me olvida.
No te pido la carne de tu boca
me basta con pedirte que se abra
al explícito azul de tu palabra.
Que crea mi soñar que no es de roca
ese vitral callado y displicente,
frío hielo de obsidiana candente.
SANTIAGO REDONDO VEGA
que propicia mi muerte
y hoy la suerte
me condena al dolor de tu partida.
En el gélido rojo, dónde anida
tu despecho más fuerte,
ahí tiento a la inerte
corporeidad humana que me olvida.
No te pido la carne de tu boca
me basta con pedirte que se abra
al explícito azul de tu palabra.
Que crea mi soñar que no es de roca
ese vitral callado y displicente,
frío hielo de obsidiana candente.
SANTIAGO REDONDO VEGA
4 comentarios:
Gran lugar este blog
Lindo poema.Me gustaron mucho tus metáforas
Felicidades!
Adiós.
Gracias "ego" por tu paso y tu huella. Se escribe para uno pero con la trampa intrínseca de que serán los demás quienes pongan el broche de lo escrito. Sino sería demasiado aburrido. Aunque siempre es buena la introspección, es probablemente nuestro ego el que nos encamina a la buscarnos en el rostro de los demás cuando dejamos algo escrito.
Saludos.
Santiago Redondo Vega
Gracias "kazedai eien" por tu huella en esta página. En las metáforas está la luz que rasga la tiniebla, la consecución de un imposible, la realidad de lo improbable. Algunas veces se convierten en realidad, y entonces, la Utopia es la vida y... despertamos.
Un saludo.
Santiago Redondo Vega
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